Muchas pymes creen tener procesos definidos, pero en realidad dependen de la memoria o del juicio de ciertas personas clave. Este artículo explica cómo distinguir entre una rutina informal y un proceso estandarizado, y por qué dar ese paso marca la diferencia entre estancamiento y crecimiento.
Un proceso no es una costumbre. Es un camino pensado, documentado y mejorable.
¿Qué pasaría si mañana faltara tu operario estrella? ¿Tu negocio sigue funcionando igual?
Señales de alerta:
- Cada vez que alguien falta, todo se detiene.
- No se sabe quién es responsable de qué.
- La calidad depende de quién hace la tarea.
¿Cómo empezar?
- Mapear procesos actuales con el equipo.
- Identificar variaciones y puntos críticos.
- Documentar versiones mínimas estandarizadas.
- Diseñar mejoras incrementales con apoyo tecnológico.
Resultado:
- Menos dependencia de personas clave.
- Mayor previsibilidad y control.
- Base sólida para escalar o digitalizar.
Un negocio sin procesos definidos es como una orquesta sin partitura: depende de la memoria del director.
Y si el director no está, todo se detiene.